Tras 4 años de noviazgo y una hija en común, María y Quique se dieron su “sí, quiero” en la Ermita de Constantina, en un día radiante del mes de junio. Una boda soñada y muy deseada por los novios.
Una celebración vivida intensamente junto a su pequeña de dos años, protagonista junto a ellos de un día tan especial. La emoción y las lágrimas apareciendo a cada instante, sobre todo, al recordar a los seres queridos que ya no están.
María nos recuerda emocionada, “fue una ceremonia íntima y muy emotiva. El mejor recuerdo que tengo es el de nuestra hija de dos años, llegando al altar con los anillos, y a mi hermana pequeña leyéndonos una carta, que nos hizo llorar a todos, recordando a mi padre fallecido hace un año. Ese día, él estuvo más presente que nunca.”
Guapísimos los dos, para vivir unos momentos tan maravillosos como únicos confiaron en nosotros, para lucir espléndidos, como se les ve en estas instantáneas.
María, llegó a nuestra tienda de Fuente Palmera, acompañada por su madre, su hermana y una amiga para elegir su vestido de novia. Ella no tenía muy claro qué vestido de novia le sentaría mejor, ni qué línea le gustaba más. Ella se probó varios modelos, y nuestro equipo, tras analizar sus gustos, dio con “su vestido de novia perfecto”.
“Yo, no tenía ninguna idea clara, me probé 5 vestidos y ninguno me convencía. La chica que me atendió, viendo mi estilo, me trajo uno y con ese fue el que me quedé. Cuando me lo probé, un sentimiento de enorme felicidad me invadió al verme tan guapa, supe que era mi traje. Viendo a mi madre llorar de alegría, ya no tuve ninguna duda, el modelo Enzo de Valerio Luna, era mi vestido”.
Un traje de novia inspirado en los años 30, es un vestido de novia vaporoso y su estilo de corte sirena sienta de maravilla a María. El escote barco y las mangas largas abullonadas en el hombro suavizan un look, en la que destaca por su doble cola. A nuestra novia real le encanta, sobre todo la delicada y romántica espalda de corte bajo adornada con tupidos bordados. “No tuve que modificarle nada porque me quedaba divino y yo sentía espectacular”.
María revive ese día para nosotros y nos relata que “fue un día de muchos nervios y emociones encontradas, hizo un sol radiante y recuerdo que, cuando llegué a la iglesia, vi a Quique hecho un paño de lágrimas, y solo decía que guapa estás”.
Un día inolvidable para toda la familia, “echamos mucho de menos a mi padre, pero ese día el cielo brillaba más que nunca porque él estaba allí con nosotros”, nos dice.
Nuestra novia real finaliza con unas palabras muy sinceras, “siempre recordaremos ese día como uno de los más especiales de nuestras vidas, y como dijimos ese día, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, prometemos amarnos y respetarnos todos los días de nuestra vida”.
¡Felicidades pareja!
Fotografías: estudio_bci