Virginia y Josu, aires vascos para una boda andaluza

Lo de Virginia y Josu fue un amor de altos vueltos. Y de verdad. Su romancé comenzó como casi todas las grandes comedias románticas de los 2000: en un aeropuerto. Aunque, en este caso, lo suyo fue algo más estilo Ocho apellidos vascos.

De entre todas las formas posibles de encontrarse, Josu y Virginia lo hicieron de la que menos cabría esperar. «Nos conocimos entre aeropuertos», dice la novia, risueña. A priori podría tratarse del comienzo o el final de cualquier chick flick, nada más lejos de la realidad. Fue mucho mejor.

«No fue viajando, ya nos gustaría», ríe Virginia al contarlo. Se conocieron trabajando para una empresa de diseño y construcción de tiendas en aeropuerto. Y durante una cena de navidad, y tras algunos cambios de asiento algo arbitrarios, acabaron sentados uno frente al otro.

«Desde ese momento, y entre broma y broma (él es vasco y yo andaluza) empezamos a conocernos y, después de unos meses, ya no había remedio. Nos habíamos enamorado». Su historia, a la vista está, nada tiene que envidiarle a la de Clara Lago y Dani Rovira.

Y, como toda buena historia de amor, también tuvo su final (y principio) de ensueño. La pareja se dio el «sí, quiero» en Priego de Córdoba, el pueblo natural de la novia, un 7 de octubre de 2023 y recelosos del tiempo que les pudiera tocar.

«Los huevos a Santa Clara funcionaron y se trató del último día de “verano” del año. Amaneció un día precioso de sol, con los típicos nervios del gran día pero con la felicidad de saber que todo iba a salir bien y estaríamos rodeados de las personas que más queremos en el mundo», detalla nuestra novia real.

Fue, sin duda, una boda de altos vueltos, de película y de pura elegancia. El vestido de la novia fue uno de los grandes protagonistas. «Nos vestimos cada uno con nuestras familias, disfrutando de cada momento y guardándolo en la memoria. Recuerdo el momento de llegar a la iglesia, creo que ahí ni me imaginaba lo bonito que sería», confiesa Virginia.

Las lágrimas tampoco faltaron. «El novio se pasó la mañana diciendo que estaba muy bien y que no lloraría, y entró haciendo alguna broma a los invitados. Sin embargo, cuando el coro de Compases Rocieros de Priego de Córdoba empezó a cantar Mil años de amor y vio a la novia entrar, no pudo contener la emoción y rompió a llorar. La novia no fue menos. Acompañada de su padre y tomando aire, entró decidida a la iglesia pero no pudo contener la emoción al ver a amigos y familiares en una iglesia abarrotada.

Virginia lució nuestro Modelo Felicia, que adquirió en la tienda de Valerio Luna en Madrid. Un vestido de lo más sencillo y fino, que derrocha elegancia y belleza desde todos los ángulos. La novia le dio un toque muy personal y emotivo, llevando el velo de su madre y unos zapatos rojos, a juego con el color de sus labios.

Un requisito indispensable para la novia eran las mangas. «Me enamoré de las mangas de gasa». Asimismo, destaca también su sensual espalda abierta: «El detalle de la espalda, a pesar de ser un vestido sencillo, le da ese toque especial y diferente. Pero, sobre todo, me fascinó el tejido, suave y dibujando la figura sin marcarla, lo que me permitió estar cómoda durante toda la celebración. No quería sentirme disfrazada y todos vieron que era mi estilo y me representaba», confiesa.

Pero, ¿Cuándo sintió que era su vestido? «Puedo decir que incluso antes de que terminasen de abrochármelo ya sentí una emoción especial que no había sentido con ningún otro». No obstante, cuando verdaderamente lo tuvo claro del todo fue al ver la cara de su padre. «Me miró, le brillaron los ojos y nos emocionamos. Era la primera vez que sentía eso y su cara me hizo confirmar aún más las emociones que tuve al ponérmelo. Tenía claro que quería un vestido con mangas, sencillo y atemporal y, sin duda: era mi vestido».

A la elección del vestido fue acompañada de su madre, su padre, su abuela y su hermana. «Son algunas de las personas más importantes de mi vida y que me han acompañado desde que nací. Sabía lo implicados que estaban en el enlace y que disfrutarían tanto como yo del momento», que, además, siempre suele ser uno de los más emocionantes de todo el proceso.

«Tenía bastante claro lo que necesitaba para sentirme yo misma, pero por supuesto siempre escuchas a las profesionales que, sin duda, tienen buen ojo para sacar el mejor rendimiento a tu figura y estilo», admite Virginia, que se probó diferentes estilos para no quedarse con la duda pero, finalmente, se llevó el que sabía que quería desde el primer momento. Y fue todo un triunfo.

Su look nupcial gustó especialmente a todos los allí presentes, que disfrutaron de un enlace donde risas, alegría, diversión y emociones a flor de piel se mantuvieron presentes durante todo el evento. «La música era una parte importante de nuestro enlace y estuvo elegida para que guiase toda la celebración. El convite se celebró en Cortijo de Vargas (Cabra), rodeados de un mar de olivos y escogido especialmente por su atardecer».

«Los invitados llegaron acompañados de un grupo de música que amenizó la espera. Tuvimos algún amigo que se animó a tocar con el grupo y consiguió que todos saltáramos como locos. Hubo muchos momentos emotivos, pero recordamos con especial cariño el regalo de mi hermana: un cuadro de nosotros junto a nuestra perrita fallecida, lo que hizo que no pudiésemos contener las lagrimas».

«La celebración continuó con un atardecer de película cargado de fotos y aplausos para dar paso al grupo Puro Duende, que nos hizo bailar con sus versiones de los 80. A partir de ahí, todo fueron abrazos, besos y pasos de baile imposibles que hicieron que el día pasase volando».

Definitivamente, un día marcado a fuego en los calendarios y retinas de todos los invitados ese 7 de octubre. Una fecha a la que viajar, con la que inspirarse y, especialmente, con la que regresar al momento en el que Josu y Virginia comenzaron su aventura juntos.

Un camino que celebramos y del que nos enorgullecemos por haber podido formar parte, en cierto modo, vistiendo a nuestra espectacular novia real Virginia. Una pareja atípica y sinigual, que se han convertido, con su historia, en un ejemplo a seguir y la señal definitiva para apostar por los romances de altos vuelos.

Y es que da igual si hay que volar al País Vasco, a Córdoba, a Priego o a cualquier parte del mundo. Cuando el amor es verdadero, es a prueba de todo.

¡Enhorabuena, pareja!

Recuerda que tú puedes ser nuestra próxima novia real, así que no olvides que puedes pedir cita sin compromiso en nuestra tiendaTe asesoraremos y ayudaremos en todo lo que necesites para que te sientas una auténtica princesa de un cuento perfecto, como Tatiana, el día más importante de tu vida.

Catering: @cateringlamanzanadeadan

Lugar: @Cortijodevargas

Fotógrafo: @josealcaide_fotografo

Música convite: @puro_duende

Música iglesia: Grupo Compases Rocieros Música

Música cocktail: Grupo Camelo @remoren7 @anala20 @planty_7

Floristería: @ronchelfloristeria

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