Tras una intensa búsqueda de su vestido de novia, en la que ningún diseño le acababa de enamorar, Rocío llegó a nuestra tienda de Fuente Palmera, donde todo eso cambió.
Ella se dejó ayudar por nuestras profesionales y según nos cuenta, “me dejé asesorar en todo momento porque, Beatriz, fue mi ángel, me captó al momento, supo, sin conocerme, exprimir y reflejar mi personalidad con mi vestido”.
Rocío se había probado muchos vestidos en otras tiendas, pero ninguno sentía que era el suyo, hasta que se probó el modelo Oslo de Manu García, del que la enamoró su preciosa espalda. “Beatriz, una auténtica maravilla de mujer, me propuso cambiar las mangas y sustituir el crepe por tul plumeti, ¡todo un acierto!”.
Rocío lució radiante con su vestido de novia de corte recto, y sus hombreras de cristal a juego con la terminación del escote en la espalda, al que realizó varias modificaciones, eligió escote de pico, y eliminó la raja y la capa de los tirantes. “Cuando fui a la primera prueba sentí mucha emoción y paz. Ya que cuando lo elegí no lo pude ver, solo era la base del Oslo y a partir de ahí, íbamos decidiendo los cambios”.
Para completar el look nupcial, nuestra novia escogió unos elegantes pendientes y una delicada tiara de nuestras colecciones.
Tan contenta estaba ella con el trato recibido, que contagió a su familia. Así, su madre eligió un elegante vestido de fiesta en color verde y su tocado a juego, y su padre, el padrino de la boda, chaleco, corbata y gemelos.
Rocío & David han sido de las muchas parejas de novios que tuvieron que aplazar su boda por la pandemia, pero su amor, su ilusión y la confianza en ellos mismos hizo que el 13 de junio se dieran el “sí, quiero”.
Un día espléndido, que vivieron intensamente desde el primer momento. “Suena a tópico, pero fue un día maravilloso. Ese día el azul del cielo era espectacular, desde ese preciso instante sabía que tocaba exprimir cada segundo. Así que todo, desde el momento en el que comencé a arreglarme, lo sentí a plenitud, con mis cinco sentidos”, recuerda Rocío.
La novia, rebosante de felicidad, llegó a la iglesia en coche de caballos, entró del brazo de su padre, y “al ver a toda mi gente emocionada y llena de ilusión, no pude más que contagiarme.” El novio, David, guapísimo y nervioso, esperaba junto al altar, y ella al verlo sintió ese hormigueo de las primeras veces.
“Cuando terminamos y fuimos a la celebración ya fue el desborde de felicidad y disfrute… bailamos, reímos y nos emocionamos”, añade la novia. Y es que no hay nada cómo desear que llegue ese día tan especial, que tanto habéis soñado y que con tanta ilusión habéis organizado, salvando obstáculos e imprevistos complicados.
Nos confiesa que, “ahora solo quiero revivir todos esos sentimientos una y otra vez”, porque juntos han ido labrando la confianza que, al principio de su relación les faltó, por experiencias vividas anteriormente. El culmen a su historia de amor de película ha sido una boda emocionante, plagada de grandes momentos.
¡¡¡Os deseamos una felicidad infinita en vuestra vida de pareja juntos!!
Fotografías: Objetivo 2.7.9